Una vez más la ciudadanía demuestra que estamos mucho más capacitados y comprometidos que los gobiernos e instituciones para reaccionar y atender las emergencias de nuestro tiempo. Miles de personas, asociaciones y organizaciones no gubernamentales se han movilizado para dar acogida a los refugiados, víctimas de la guerra o el hambre, que necesitan escapar de su país.
Sobran los ejemplos en los que la sociedad civil que se ha mostrado dispuesta a ofrecer casas o locales para acoger a refugiados o simplemente su tiempo y sus recursos para que haya un mejor conocimiento de la desesperante situación de estos refugiados que se aferran, posiblemente, a una última oportunidad de escapar de su situación.
El muro de Hungría, a punto de terminarse a cargo del gobierno de Orban, los anuncios de Merkel de limitar “la inmigración de la pobreza”, las declaraciones de Cameron exigiendo acabar con la libre circulación de personas en Europa o los planes de Renzi para que el ejército italiano patrulle en el Mediterráneo… Todo se encamina en breve a un cierre de fronteras para aquellos que más lo necesitan. Todas estas acciones irresponsables y populistas de los líderes europeos son las que están creando la urgencia y el verdadero efecto llamada de los últimos meses.
¿Cómo podemos presionar a nuestros gobiernos?
En cuanto a nuestro gobierno central, este ya ha demostrado suficientemente lo poco dispuesto que está a escuchar a sus ciudadanos. Aún así podemos recordarle que lo que está haciendo ES ILEGAL. Inclumplir el Derecho Internacional de los Refugiados y las leyes de asilo es un crimen contra la humanidad que no prescribe nunca y algo a lo que tarde o temprano la ciudadanía haremos que se tengan que enfrentar. Y por si acaso, para que se informen bien del tema, incluimos una guía práctica para parlamentarios.
Apoyamos las iniciativas de algunos ayuntamientos, pero estaremos como siempre vigilantes. Estos se han mostrado mucho más sensibles a la presión ciudadana y han abierto listados donde la gente que tenga la posibilidad puede notificar que tiene un espacio en el que estaría dispuesta a acoger temporalmente.
Desgraciadamente se vuelve a comprobar, una vez más, que la Democracia actual se nos queda corta. ¿Cuál es el grado de actuación que nos conceden los gobernantes ante una emergencia como esta? Ninguno. ¿Se supone que nuestra opción es únicamente esperar a las próximas elecciones para, ya si acaso, cambiar unas cuantas caras? Eso quieren ellos, pero afortunadamente los ciudadanos tenemos una cosa que queda al margen de sus discursos, su egoísmo y su irresponsabilidad: la capacidad de organizarnos por el bien común.